El
imaginario de los seres humanos de mi edad está poblado a poco que se rasque,
de indescriptibles seres mitológico-sociales, con los que uno se educó en el
recreo de la guardería. Están ahí, agazapados en sus propias canciones.
¿Nunca
se pararon a pensar, estimada clientela, de donde salían aquellos inenarrables
personajes?
Por que
¿Quién era, por ejemplo, Antón Pirulero? ¿Existía realmente? ¿HAY UNA FAMILIA
PIRULERO? ¿Tiene escudo ese apellido? No quiero ni imaginarlo. A mis tres años
recuerdo cruzarme, mientras caminaba de la mano de mi madre por la calle, con
señores absolutamente normales y preguntarme si ese notas de bigote, gafas y
patillas, que iba a su trabajo o más posiblemente al bar, sería Antón Pirulero.
A día de hoy, aún me levanto algunas noches acuciado por el ansia de saber:
“¡¿Qué carajo pintaba Antón Pirulero en aquella maldita canción?!” Generalmente
no vuelvo a dormir.
Otro
ejemplo escalofriante es la Chata Virigüela …..
¿ENTIENDEN?...... ¡LA CHATA VIRIGÜELA
POR DIÓS!..........Quiero decir ¿¡¡Quien coño era la Chata Virigüela !!? ¡¡¡¿Porqué
se llamaba así?!!!...............................................laChatavirigüela………….. ............................................................……............joder………………………………………..…la.........Chatavirigüela………..................................………………………………………………………..............................................................................…pordíos……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………
Disculpen,
ya estoy aquí otra vez. Dos transilium con ron y sol vuelve a brillar.
Bueno,
lo habíamos dejado en… vale, mejor no volver a “eso”. No obstante había otros
de aquellos seres cantados que sí tenían una cierta traducción lógica, no
sometían a tus tiernas meninges a una tortura cuasi física.
Por
ejemplo, el Señor don Gato. Todos sabíamos que era un gato amarillo que se iba
de farra con Benito, Cucho, Espanto y el resto, tocándole la cosa al comisario
Matute, que quería canearlos. No había problema. Pero ¿Y el cocherito Leré? NO
era un “cochito”, tampoco un “cochecito” era un p… “cocherito” y además Leré.
¿Pueden
visualizar ustedes a estos personajes? A que no. Hay algo lovecraftiano en
ellos. No tienen forma.
Está
claro que haberse criado con aquello siempre será mejor en comparación con lo
que ha tenido que bregar la presente generacion. Y no me estoy poniendo
abuelito Cebolleta y lo de antes si que eran toros. A los hechos me remito, los
niños de hoy empastillados hasta las orejas mandan a fuerza de palizas a la
gente al hospital. Es así.
De
todas formas no fue fácil. Este “texto” lo demuestra.
Buano,
y todo este palabraje sin sentido que va directamente a la etiqueta de “desvaríos”
viene a cuenta de este dibujito. No sé, es como un niño tonto. Siempre me gustó.
3 comentarios:
Caray, crei que ya lo sabias. Antón Pirulero no era el señor de patillas sino el gordo de al lado y se dedicaba como toda su antiquísima familia a inventar Pirulas, componer cancioncillas infantiles y popularizar juegos de patio. Ese tema en concreto salio en su primer single y era publicitario y de autobombo. Y el resto también se las inventó el. ¿que dijiste que te tomas con el Ron?¿esta bueno, funciona?¿No serán supositorios?
Me parto! Es cierto que lo de la Chata Virigüela da yuyu...pero qué me dices de Dña Restituta que era una señora que se constipaba a cada media hora. Le picó un mosquito. Se infló como un balón. Salió por la ventana y corriendo se explotó :-(( Ese tipo de canciones te marca para siempre...El dibujo del niño con la camisa de naranjito, insuperable XD
JP tú lo conocías. Yo a quién traté más bien fue a Jorge Juan Pirulero, que era un borracho y trabajaba en las gruas Cuchi. Nada que ver con su primo.
Niña, lo que recuerdo de doña Restituta es que llegabas del colegio con los ojos en blanco. No quise saber más. Bastante tenía ya.
Publicar un comentario