Hice este dibujo en el 94. Estaba probando técnicas nuevas, experimentando, ya saben. Cogí tinta de colores (no anilinas tipo Vallejo) cera de vela y goma arábiga, un pedazo de papel para manchar y... a ver que hago. Quería hacer algo que habitualmente no dibujase, un tema urbanístico, arquitectónico, pero con un toque histórico y metiéndole un elemento que sugiriese una historia, algo "humano".
Cogí mi carpeta de recortes fotográficos para referencias (Google images quedaba muy muy lejos todavía) y seleccioné. La imagen elegida era la foto de la fachada de un edificio medieval al que llevaban unas escaleras de piedra. No sabía de que edificio se trataba ni donde estaba. No había pie de foto. No sabía de donde la había sacado. Simplemente me gustaba y me puse a dibujarla, distorsionando tambíen el modelo.
El experimento fue fallido, pero como en todo experimento aprendes. Lo guardé en mi carpeta de dibujos y me olvidé de él.
Ese mismo año viajé por primera vez a Barcelona, para el Salón del Comic de ese año. Después del atracón de stands y tebeos me tocó el infinitamente más estimulante y agradable atracón de ciudad, quién haya estado en Barcelona me entiende. Era la tarde del domingo, último día antes de volver a casa y decidí perderme por el llamado barrio gótico. No sabía muy bien por donde me movía, simplemente me dejaba llevar. Cogí por la calle Ferrán hacia la calle Princesa y torcí por una peatonal que me llamó la atención. Caminé unos metros por aquellas callejas antiguas, edificios de muchos siglos a los que como canario no estaba acostumbrado y que me impresionaban. De repente sentí una sensación curiosa, un deja vu que no llegaba a serlo, la imagen que tenía frente a mí la había visto antes, no solo es que la hubiese visto antes, es que la "conocía", como si la hubiese estudiado con detenimiento, aún sin haber estado allí nunca. De repente caí. Abrí la carpeta de dibujos (venía del Salón) y allí estaba, era la fachada que había dibujado hace unos meses, la había dibujado "a ciegas" y así me topé con ella, dibujo en mano.
Es la Plaça del Rei , una pequeña y preciosa plaza en la trasera de la Catedral de Barcelona.
Ahora ya lo sabía.
6 comentarios:
Encontrarse un dibujo hecho realdidad...
Realmente, que curioso!
:)
Salut!
Quim
Es lo que yo denomino causalidad.(demasiado metafísico para explicarlo ahora)
Me encanta el barrio gótico de Barcelona. Podría estar allí sentado haciendo apunte del natural y skechs todo el día. y me encantan tus experimentos fallidos porque son como los míos buenos
Como me gusta este dibujo...sobre todo por ese halo de misterio que lo envuelve. Me gusta el vestido traslúcido de la figura, la arquitectura, el encuadre, la composición y la técnica. Vamos, que deberías experimentar más a menudo.
Eduardo la has clavado! antes de leer el texto supe que yo ya había estado allí. Ciertamente, me senté hace un par de domingos en esas escaleras con tu tía mientras nos tomábamos un helado disfrutando de esa hora de la tarde, el lugar y el solito. Al lado de las escaleras estaban montando el escenario de un concierto, me llamó la atención por ser domingo y la plaza pequeñita. Después fuimos a visitar el museo de historia de la ciudad q está más abajo y vimos las ruinas romanas. Escogiste un muy buen rincón que dibujar!
Hola Quim, sí que fue muy curioso. Viajar 3000 km y encontrarte lo que has dibujado por azar. Sin buscarlo ¡LLevando además el dibujo encima!
Muchas gracias Juan Pedro, como siempre, amigo, eres demasiado amable. Cierto que el barrio gotíco es para visitarlo y detenerte con mucha calma, aprovechando las horas en las que hay menos turistas (como uno). La iglesia de Sta. María del Mar, los restos del templo romano... hay muchos rincones. Recuerdo que un día paseando por la calleja en donde está el museo Picasso me asomo por curiosidad a un pequeño patio en donde descubro... una cabeza olmeca, un rostro de más de dos metros de alto tallado en basalto o andesita de varias toneladas y de unos tresmil años de antigüedad, originaria de centroamérica. Existen dieciseis y allí estaba una, al aire, en aquel patio, como si tal cosa. Se trataba del museo Barbier-Mueller de arte precolombino (esto lo supe más tarde, claro, como empieza a ser habitual). Para un enamorado del tema era, en fin... cuanto tiempo perdía uno metido en el Saló.
¡Por cierto compañero! Si vas por allí date una escapada a Gerona y a su casco histórico, fantásticamente conservado. Pásate por el barrio judío y me cuentas.
Gracias anónimo, la verdad es que el ordenador te facilita muchas cosas pero te hace abandonar pinceles, papeles y todo eso. Quizás este verano retome "la cocina" y experimente un rato, lo echo de menos.
¡Prima! tienes que contarme el viaje, tu madre ya me adelantó algo. Si que es un buen sitio. El museo lo visité el año siguiente y me impresionaron sobre todo los bustos de la época, por tratarse de ciudadanos normales que habían vivido en la propia ciudad, en Barcino, hacía dosmil años. Eran sus retratos, sus caras. Daba mucho en que pensar.
Un sitio fundado por los romanos tiene que ser de interés a la fuerza
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