CON
ESTO DE LOS FANÁTICOS: UNA HISTORIA DEL ABUELO CEBOLLETA.
Hace
ahora nueve años pasó algo con un periódico danés.
Al
parecer habían publicado algunas caricaturas de Mahoma hechas por dibujantes
locales. El follón que se armó fue tan descomunal que concitó la atención de
los medios a nivel mundial. Manifestaciones multitudinarias, atentados,
asesinatos. Me acuerdo de ver las imágenes por televisión como quién ve una
película con un mal guión, con un sentimiento de irrealidad que se me ha
quedado grabado.
Por
entonces yo trabajaba en La
Opinión de Tenerife. Hacía tiras de prensa y sí, caricaturas,
entre otros trabajos. Aquellos días, en el punto álgido de la crisis me lo
propusieron: “Una caricatura de Mahoma” para acompañar el texto de un
periodista sobre el fanatismo de los extremistas. El texto no era problema, el
problema claro, era la caricatura.
No la
hice. Tuve miedo. Quizás la
Opinión fuese un pequeño diario en unas perdidas islas del
atlántico, en las que un zumbado iluminado jamás se fijaría, pero el Jyllands-Posten, el periódico danés que a su pesar
lo desencadenó tampoco era el New York Times precisamente. Tuve miedo, la
situación lo daba.
En mi descargo solo puedo decir que
casi todos lo tuvimos. Nadie hizo nada, incluidos aquellos que iban de sobrados
y de irreverentes. Los chicos malos se lo hicieron encima. Hay que entenderlos,
somos humanos, tenemos familia y esas cosas ¡Y que coño, solo dibujamos,
joer! Incluso algunos imbéciles los
justificaron. Incluso algún tonto del culo patrio salió en Turquía a pedir
respeto por las creencias ajenas y blabliblu… por primera vez en su vida. Solo
unos pocos, muy pocos ¡A nivel mundial! Dieron el paso.
Especialmente Charlie Hebdo.
Aquellos días pasaron como si tal
cosa. No nos dimos cuenta de algo importantísimo, de una tragedia en la que
curiosamente no reparamos. Habían ganado. Un triunfo total, sin precedentes.
Se nos había prohibido expresarnos
y cumplíamos la prohibición. Se nos había ordenado no dibujar algo y asumíamos
la orden. A nivel mundial. No de forma puntual, si no indefinida. Todos.
O casi.
Nunca me había pasado algo así.
Esta prohibición no venía de algún artículo de nuestra refrendada Constitución,
de nuestra legislación promulgada en las Cortes, en un país democrático (vale,
los peros y todo eso, pero entendámonos…). Venía de lejos y no se apoyaba en
razón alguna sino en el terror. Terror a nivel global.
Lo dejamos pasar porque dibujar al
profeta realmente no ocupa por lo general las prioridades del ciudadano
medio, se puede vivir perfectamente sin
hacerlo, algo así solo afecta a muy poca gente, y estos pueden dibujar otras
muchas cosas. Y además no tocan las narices a terceros. Sobre todo si los
terceros ponen unas bombas que flipas.
Quién me conoce sabe que tengo a
gala no hacer este tipo de sátira, porque tocas probablemente los sentimientos
más íntimos de una persona y porque jamás me he planteado una viñeta como un
arma. Herir por herir, reírme del cabreo que te he provocado para reírme de tu
cabreo…. Bueno, a veces sí. Pero poco.
Lo hagamos o no, eso lo tenemos
prohibido y lo sabemos. Cumplimos la orden. Eso es lo grave.
No sabemos que prohibirán mañana.
Contenidos en televisión, actos públicos, películas… Porque si no, nos matarán.
Ese es el argumento. No importa el tiempo que pase o donde estés, te matarán.
Nos jugamos la Civilización.
Es la razón, la libertad y los
derechos humanos contra el infierno. Así de claro. Es una guerra. Una guerra
que no queremos ver.
Y las doce personas que murieron
ayer por la libertad, los de Charlie Hebdo, son nuestros Héroes.
No hay que olvidarlos.
Y al combate
5 comentarios:
Enhorabuena por tu valentía, Eduardo. Valentía por reconoceer que en su momento tuviste miedo, y valentía por tus dibujos. Aunque no me conoces, me enorgullece ser uno de tus lectores. Por tu valentía, tu sinceridad y tu buena fe.
No puedo decir lo mismo de la mayoría de los dibujantes y del resto de la sociedad. Muchos enarbolan ahora el famoso "Yo soy Charlie", sin tener ni pajolera idea de que es eso de Charlie Hebdo, ni tener el valor que tú has mostrado hoy. Si yo fuera un familiar de las víctimas de esa matanza, me sentiría muy ofendido por todos los que enarbolan en vano y de forma frívola el lema "Yo soy Charlie". Les gritaría que mi familiar muríó porque tenía los "baudios" bien puestos y como dijo el director de la revista "prefiero morir de pie, que no vivir de rodillas" y fue consecuente con lo que dijo. ¿Cuántos de los que ahora lloran lágrimas de cocodrílo leían la revista, o sabían de su existencia, o simplemente estarían dispuestos a arriesgarse solo el 1 % de lo que las víctimas arriesgaron (y perdieron desgraciadamente)? ¿Cuántos? Sospecho que muy pocos. Y no les estoy diciendo que se comporten como héroes. Si no tienes vocación de héroe, lo comprendo; no te arriesgues. Pero al menos no vayas de guay-del-paraguay, de "luchador de la libertad" sin serlo realmente. Es muy fácil reirse de quien no te puede o no te quiere hacer daño (v.gr. "los malvados curas católicos", "los malvados políticos de la casta" o la madre que los parió a todos ellos) pero luego cuando hay que criticar a los que de verdad son unos asesinos y una gente peligrosa, como los fundamentalistas islámicos, como bien dijiste, Eduardo, viene el acojono, el silencio cómplice, el pantalón meado y cagado de puro miedo.
Lo dicho, si vas a ser valiente, como lo ha dido Eduardo, mis respetos y mi admiración. Si no vas a hacer ni la décima parte de lo que él ha hecho, mejor te callas, guardas un honroso silencio por los mártires de verdad, no me ofendas presumiendo de que tú "eres Charlie". Lo que eres es un...
Un saludo, don Eduardo.
Manuel León.
Muy bueno, jefe.
Siempre me has parecido un maravilloso ser humano, una gran persona y un gran dibujante, pero ahora ademas formas parte de mi panteón personal de héroes.
Da la casualidad de que una de mis hermanas vive y trabaja en Paris y que la otra fue a verla para pasar estas fiestas. imagínate el sarao que se monto en mi casa estos días, afortunadamente no han estado ni cerca de este follón pero pudieron hacer por mi algo estupendo ir a depositar un lápiz en mi nombre revindicando que yo soy Charlie. Como no, lo puse en mi blog. Y envie mi curriculum a Le Figaro que es quien se ocupara de ahora en adelante de la gestión de Charlie Hedo y buscan 6 dibujantes. No tengo esperanzas de que me cojan pues como sabes no tengo camino en lo de las caricaturas pero ahí queda eso. y resulta que yo conozco de primera mano el islamismo radical, lo he sufrido en mis años de residencia en Marruecos cuando en navidad teníamos que ir a misa del gallo con escolta policial en la entrada (fue durante la guerra del golfo de George Bush padre), o cuando te "recomendaban" que no lucieras tu crucifijo, y he vivido desalojos por amenaza de bomba en el colegio francés al que acudía. Asi que aunque no he visto jamás un numero de esa revista, como dibujante, como ser humano y como franco parlante Je suis Charlie.
Gran entrada, Eduardo.
Quien diga que nunca ha sentido algo de miedo o recelo, es que o miente o es un inconsciente.
¡Un saludo!
Muchísimas gracias, Manuel. Esos comentarios significan mucho para mí. Estoy muy de acuerdo con lo que dices. Hay un viejo proverbio castellano que viene al caso: "Cuando el león ha muerto los conejos le mean encima" Un conejo nunca meará sobre un león vivo
Gracias, Juanan.
JP, compañero, me vas a sacar los colores y mira que es difícil en esta cara de vampiro. Muchísimas gracias también, amigo. Sabes que es mutuo. Y sí sé que has tenido contacto real con el fanatismo. Muy buena tu iniciativa y tu gesto.
Gracias, Quim. El miedo es posiblemente el más universal de los sentimientos, que le vamos a hacer. Salut!
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