Al tiempo y veremos algo así en la realidad. Les voy a contar un secreto: ¡los ecologistas son monárquicos! Cuando ellos gritan: ¡Viva lo V.E.R.D.E.!, en realidad están diciendo: ¡Viva El Rey De España!
Hoy he visto unas imágenes de Pablo Iglesias en el Hotel Ritz, rodeado de toda esa casta que tanto critica, con una sonrisa más falsa que un duro de chocolate, mientras un gorila arrastraba a un señor mayor que trataba de denunciar el colaboracionismo de Pablo Iglesias con el régimen pseudodemocrático de Venezuela. Me ha dado asco. La contestación final de Iglesias, saliéndose por la tangente, tipo "yo no he hecho nada malo", con una sonrisilla beatífica, contándonos lugares comunes que suenan muy bonitos, pero que en el fondo están vacíos, demuestra algo muy triste: Pablo Iglesias es un demagogo.
Pablo Iglesias es un sofista y como tal domina muy efectivamente la dialéctica. Muchas fórmulas que promueve fracasaron trágicamente (por su resultado real en la vida de millones de personas) durante el siglo pasado y siguen fracasando en el actual. Esto no quiere decir que tengamos que conformarnos con la caterva de golfos que constituyen la clase política que tenemos que soportar, literalmente. Creo que no falla "el sistema" sino los gestores de dicho sistema. Las utopías milagrosas me dan pánico, y con razón.
5 comentarios:
Al tiempo y veremos algo así en la realidad. Les voy a contar un secreto: ¡los ecologistas son monárquicos! Cuando ellos gritan: ¡Viva lo V.E.R.D.E.!, en realidad están diciendo: ¡Viva El Rey De España!
Verde, que te quiero verde
Es que Pablete ha descubierto lo evidente: que España se acostó republicana y se levantó monárquica.
Hoy he visto unas imágenes de Pablo Iglesias en el Hotel Ritz, rodeado de toda esa casta que tanto critica, con una sonrisa más falsa que un duro de chocolate, mientras un gorila arrastraba a un señor mayor que trataba de denunciar el colaboracionismo de Pablo Iglesias con el régimen pseudodemocrático de Venezuela. Me ha dado asco. La contestación final de Iglesias, saliéndose por la tangente, tipo "yo no he hecho nada malo", con una sonrisilla beatífica, contándonos lugares comunes que suenan muy bonitos, pero que en el fondo están vacíos, demuestra algo muy triste: Pablo Iglesias es un demagogo.
Pablo Iglesias es un sofista y como tal domina muy efectivamente la dialéctica. Muchas fórmulas que promueve fracasaron trágicamente (por su resultado real en la vida de millones de personas) durante el siglo pasado y siguen fracasando en el actual.
Esto no quiere decir que tengamos que conformarnos con la caterva de golfos que constituyen la clase política que tenemos que soportar, literalmente. Creo que no falla "el sistema" sino los gestores de dicho sistema.
Las utopías milagrosas me dan pánico, y con razón.
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