DE ORIENTE

Mi vocación es la Historia, tanto como contar cuentos con dibujitos. Desde pequeño, la Historia según el modelo romántico de evasión en un pasado lejano, exótico e idealizado. Cuanto más antiguo, más difuso y perdido, mejor. Cuando el mundo era un sitio enorme y misterioso.
Estaba Egipto, claro, es el referente, pero había otro, menos icónico probablemente, mucho menos aprovechado por la literatura y el cine, que es donde todo pasa. Pero donde también empieza todo. Nuestra Historia, la de Occidente.
Mesopotamia.
En uno de los centros de la Tierra. De allí viene todo, la Civilización, el Arte, la escritura, la religión, las primeras ciudades que son también los primeros estados, la literatura, el comercio a gran escala, los primeros ejércitos, las guerras como tales, la agricultura, los primeros genocidios planificados, la poesía...
...lo bueno y lo malo.
Tengo una especial querencia por aquellas dilatadísimas culturas que poblaron el espacio entre los dos grandes ríos: sumerios, acadios, amoritas, babilonios, asirios...
Con cuanto esplendor lo imagina uno y con cuanto sufrimiento. Decía un historiador que la Historia de Mesopotamia se resume en cinco mil años de guerra. Que sigue sin acabar.
Los asirios, concretamente "inventaron" la guerra psicológica y el terror total como forma de imponerse a los otros pueblos. El miedo por la brutalidad llevada hasta el extremo.
También nos dejaron un arte absolutamente maravilloso.
Sus reyes terribles. Sus crónicas. Hice un dibujo.

"Los degollé como si fueran corderos. Corte sus preciosas vidas como quien corta un hilo. Como la abundante agua de una tormenta hice que el contenido de su garguero y de sus entrañas fluyera sobre el llano abierto. Mis corceles saltaron haciendo cabriolas en los arroyos de sangre y suciedad. Con los cuerpos de sus guerreros llene la planicie como si fuera hierba."  Tiglaht-Pileser II.