CHÁVEZ

Cuando muere un personaje famoso, especialmente un político, invariablemente se inundan los medios de panegíricos, a veces también (mucho menos) de visiones críticas del mismo.
No me gusta hacer semblanzas de ese tipo, incluso cuando la persona no me merezca una opinión en absoluto favorable, como ocurrió el año pasado, cuando pasaron a mejor vida algunos personajes cuya trayectoria vital personalmente me repugnaba.
Creo que la muerte es algo mayor que uno mismo, un instante y una circunstancia tan íntima, tan trascendente, que al menos en la inmediatez del momento no puedo frivolizar al respecto. Es algo que he aprendido en mis carnes en los últimos años.  Me puede el respeto.
Chávez era un personaje que no me gustaba por muchos motivos, en particular, por su peculiar visión de la democracia, por su populismo tragicómico.
Pero está la persona. Que descanse en paz.