El otro día nos reuníamos unos cuantos amigos. Tomábamos unas cervezas y unos rones mientras hablábamos de temas serios y ciertamente profundos aunque no exentos de amenidad. Era uno de esos anocheceres, como en aquellos tiempos.
En un momento dado, mientras debatíamos sosegadamente sobre los efectos especiales de la película del Capitán Trueno, o algo así, el joven escritor, dibujante y amante de la música tirolesa, Ángel Marrero, se levanta solemnemente y henchido de emoción contenida nos anuncia:
En la cercanía de estas fechas entrañables, les hago entrega, dilectos amigos, de un pequeño detalle sin importancia material, pero para mí, de gran importancia espiritual. Me congratula al fin poder ofrecerles con mis mejores deseos este presente insignificante aunque cargado de buenos sentimientos.
No he de decir que el ínclito Ángel es un ser de un detallismo y sensibilidad exhacerbada y a todos nos emocionó hasta las lágrimas tal muestra de amistad y reconocimiento inmerecido.
Gonzalo, Juanantonio, Agustín, Javi y yo mismo brindamos en su honor, deseándole todo tipo de parabienes.
Reproduzco aquí el objeto de tan buen gusto.
Aunque también hay quién dice que es que se encontró un fleje de la cosa esta en su buzón y no sabía que hacer con ellos.
5 comentarios:
¡LA MADRE QUE LO PARIÓ!(que no tiene culpa alguna, dicho sea de paso)
XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
Je, je, je... la idea me la dio cierto amigo hirsuto con el que voy a caminar de cuando en cuando a las montañas de Anaga, quien hace unos días me regaló, adelantándose a la Navidad, una bolsa llena de papeluchos y objetos grotescos (sí, eso por no decir una bolsa llena de "mierda"), amén de un calendario del año 1981.
La verdad es que fue un detallito horroroso, pero tras el estupor sobrevino la risa. Y eso, me dio por remedarlo, con otro detallito grotesco pa los coleguillas.
¡que grande eres Angelillo!; como engañas tras tu semblante de "yo no vi el accidente". Un abrazo. ¡que jodio!
Un saludo, JP. Y a ver si nos vemos de nuevo, dentro de no mucho tiempo.
Fue un detalle muy sentido.
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